
Las certificaciones o sellos de calidad sirven como referencia sobre cómo opera una inmobiliaria respecto a los materiales que ocupa o servicio de pre y post venta que entrega. "Las certificaciones son otorgadas a propiedades que cumplen con estándares específicos de calidad, sostenibilidad y bienestar. Éstas pueden resultar en ahorros significativos en costos de energía a largo plazo y también permiten a los clientes identificar propiedades que brinden un entorno saludable y favorable para vivir", explica Daniela Olmos, subgerente de Desarrollo Inmobiliario y Regularizaciones de Colliers. La ejecutiva señala que contar con una certificación puede agregar un componente adicional de prestaciones y sostenibilidad que se puede traducir en un ahorro importante debido a las menores fallas de calidad. Olmos explica que las certificaciones más destacadas son dos. "La LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental) -que mide la calidad en base a créditos que la propiedad debe cumplir por categorías como la gestión de residuos, el uso eficiente del agua, la energía y la atmósfera, la calidad del aire interior y la innovación en diseño- y permite adelantarse a estos costos. La segunda es la Great Place to Live, en donde se evalúan aspectos relacionados con el bienestar de los residentes, como la accesibilidad a espacios verdes, la seguridad, la calidad del aire, la calidad del agua y el acceso a servicios públicos genera una mejor calidad de vida e impacto en las familias", concluye.